Sábado, 16 de Abril de 2005



Spaguetti Western
Spaguetti Western



El genero del Western en este pais que vivimos, y que no es Estados Unidos precisamente, es algo raro de ser comentado, y en los Tsutayas y demas videoclubs parece que estan condenados al olvido.
Me da que a los japoneses les viene un poco lejos esto del western, (sera porque el propio nombre les da miedo?).
En "Los 7 Samurais" (pelicula de aventuras japonesa por excelencia) se pueden ver curiosamente todas las virtudes de este genero (con la debida distancia), en el que a partir de una historia o argumento basico, casi siempre repetido, el director puede manejar a su antojo todo lo que forma el mundo moral, de principios y de maneras de actuar que se pueden dar en un hombre, casi siempre, eso si, acercandose a comportamientos basicos, primordiales, comunes a todos; se trata de elegir, teniendo en cuenta necesidades, cambios proyectados en la vida de uno y principios propios, entre hacer algo o no hacerlo.
De aqui surgira el heroe o el villano, dos arquetipos que a nosotros, los Occidentales, nos vienen de perlas para explicarlo todo.

De esta manera, para mi, un buen Western se convierte en un libro abierto, un escrito donde el director ha dejado parte de sus principios. (Esto lo digo porque confio de verdad en aquellos grandes hombres que dejaron su filosofia de vida rodando en los desiertos, algo que hoy en dia, y desde hace unos cuantos años tambien, es imposible de ver, habiendo muerto el genero cuando murieron estos señores).

De estos principios, casi todos surgidos de la moral cristiana, y todo lo que le rodea, con todo lo que conlleva, hasta que punto nos podemos fiar?

No lo se, y ando algo confundido. En el cine japones de aventuras, es mucho mas dificil captar principios claros de actuacion en los personajes, aunque lo que hagan (matar, robar, ayudar, escapar, o quedarse) tambien lo hagan en las pelis de Ford o Huston.

Asi pues, llevando quizas mas de dos años sin ver un solo western, me dispongo a ver, ahora, o dentro de poco, uno no clasico, (aunque sea un clasico, je,je), "Por un puñado de dolares", que creo que deja de lado algo de aquellos principios de los que hablo, y se convierte en una especie de aventura pura y simple, que deberia ser mas del gusto japones, mas anarquico, menos explicativo, y con muchos mas sinsentidos, por lo menos, aparentes.

Reveindiquemos! los spaghettis westerns, y no solo los italianos, sino tambien los españoles (que se hicieron a mansalva), los alemanes, los ingleses, etc...

Me gustaria ver reacciones de japoneses viendo estas peliculas, en las que sin mas ni mas, hay matanzas, escenas de amor, personajes mal explicados, historias peor escritas, siendo no muy buenas peliculas, eso hay que decirlo, pero dignas de verse, por ser, quizas, creaciones que estan mas lejanas de las moralinas del Western clasico, (que sin embargo, me sigue encantando o por lo menos me encantaba hasta hace dos años), y mas cercanas al mundo inhospito, cruel y mas criptico de la aventura japonesa, donde la sangre del campesino no tiene mas significado que el de ser algo rojo y liquido.  


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30 de Abril de 2005


De momento se me hace difícil escribir críticas de películas, que a duras penas puedo ver.
Ultimamente estoy coleccionando fracaso tras fracaso. El sueño puede conmigo.

Me dormí con "Por un puñado de dólares", "Old Boy", "El fantasma de la libertad", la japonesa "Samurai Fiction", ... y estoy empezando a perder la esperanza de ver una película entera sin dormirme. Si no recuerdo mal, la última que vi bien fue "Están Vivos" de John Carpenter, o también "Zombie 2" de George A. Romero (las dos americanas: inquisidores míos, será que así como uno come más fácilmente un pastel que una manzana, también el cerebro digiere más fácilmente argumentos "alimenticiamente" peores?)

Me está entrando complejo de viejo.

De momento, lo único que se me ocurre es ir al cine, y me he molestado en buscar un poco, o mejor dicho, alguien se ha molestado en buscar por mí.

Pongo dos links que pueden ser interesantes:

Uno es del Cine Nouveau, cine club al uso, muy cerca de la estación de Kujo. Prácticamente, todo el cine que ponen es japonés, por lo que es difícil animarse a ir, ya lo se, por razones evidentes. Pero la programación desde luego sugiere mucho.

Otro es el cine Planet World, en Umeda. Aquí cambian las cosas. La programación de Mayo por ejemplo incluye muchas películas clásicas, de muchos países, y autores de lo más consagrados. Una buena lectura en katakana para reconocer a los directores se hace imprescindible.

Por ejemplo, los días 3 y 5 de Mayo, a las 5 de la tarde, ponen "Los Olvidados", una excusa perfecta para ver a Luis Buñuel, que al parecer nació un buen día en España, pero da la casualidad que esta película es mexicana, y en el Tsutaya lo califican como francés. Hay que tocárselos!!

En general, veo en vuestras hogueras y en vuestros altares una clara tendencia a la crítica del cine más actual. Bueno, a mí me gustaría visitar más clásicos, regodearme en pleno claustro, dejándoos a vosotros las labores de captura, tortura y quema. A ver si me lo permite mi cerebro. Pero me niego a beber más café del necesario!!


Cine Nouveau Kujo Osaka Foto Fementido
Cine Nouveau, Kujo, Osaka



Cine Planet Umeda Osaka Foto Fementido
Cine Planet, Umeda, Osaka



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17 de Mayo de 2005


La Caída De Los Dioses


Tan solo 24 años después de la II Guerra Mundial, un director italiano, Luchino Visconti, da un varapalo terrible a lo que fue el auge del nazismo en Alemania, allá por 1933.

Igualico, igualico que en un país oriental que yo me se. A ver cuando alguien por aquí se anima a hacer una película retratando las intrigas y luchas de poder que hubo en estos años (quizás exista ya, pero no le dan demasiada publicidad que digamos).

Tranquilos, nipones, que alguno de vosotros sea malo no es malo, que hay algunos otros países que os ganan. ¡Sin verguenzas, hombre!



 Damned damned


"La Caduta degli Dei" (The Damned) retrata la decadencia absoluta en la que se ve metida una familia que posee poder y dinero a través de la indistria del acero.

Dejando de lado las disputas familiares, que como bien dice uno de los personajes, al final son lo de menos, es increible la facilidad con la que en la película se sugiere los grandes cambios que hubo en aquella época en Alemania, en donde de la noche a la mañana, uno de repente solo conoce un régimen, una forma de pensar, y debe hacer la vista gorda de todo lo hasta en ese momento conocido, en el caso de que no entre en el nuevo esquema de vida y pensamiento.

Visconti claramente ataca la hipocresía del regimen, pero no en su base política, que ni se menciona, ni se discute, sino en su base moral y ética, de principios que deben ser aplicados para todos menos para uno mismo. Las imágenes de la quema de libros, de la orgía de cerveza, de travestismo, de abuso del débil, son muestras de lo que aquel régimen quiso implantar, y ya por principio, estaba condenado a fracasar desde un punto de vista moral (aunque triunfó, y a saber cuánto hubiera durado, o estaría durando en caso de haber ganado los nazis la guerra).

Consideraciones de este tipo aparte, aunque el guión está muy al servicio de crear una historia que atrapa al espectador con giros poco realistas, siempre al servicio de la estética, es precisamente ésta, la que se erige como gran triunfadora de la película. No creo que hoy en día, por muchas y nuevas técnicas que haya, ningún director se moleste en crear los decorados, puestas en escena y la atención al actor y a la actriz que se dan en esta película.

A Dick Bogarde, cuando suelta un increible "WHAT DO YOU WANT?" hacia el final de la película, le doy un fuerte aplauso.

Gracias a Visconti, volví por un par de horas y media a aquella Europa tan bien conocida. Al día siguiente la volví a ver, otra vez.



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4 de Junio de 2005

Se preguntaran las mas altas y bajas instancias Inquisitorias que hace un apologeta del antiamericanismo haciendo una crítica de una película tan americana como "The Harder They Fall".

"Cuanto más altos son, con más fuerza caen" un refrán que siempre me ha gustado. También siempre me gustó Bogart, porque fuese héroe o villano, el convencimiento que transmite en pantalla fue (y sigue siendo) pocas veces superado. Y no hablo de "Casablanca" precisamente.

La cosa es que el otro día pusieron esta peli en la tele, y me animé a grabarla, y hoy a verla, en una noche de sábado algo más húmeda de lo que me gustaría.

Se ve un Nueva York ya totalmente desalmado, en 1956. Las ganas de hacer dinero copan el protagonismo de la película, y el personaje de Nick, el cerebro de la operación en la que se trata de explotar la imagen de campeón de un pobre (e inútil como boxeador) gigantón argentino, dice mucho de dónde está ahora el pais de los grandes sueños.

A Toro Moreno, el mocetón que dará dinero y poca gloria a Nick, se le amplía el visado en el país, porque ya ha llegado a ser alguien importante. Sin embargo a su entrenador, pobrecillo inútil una vez que Toro se las arregla con el inglés, es despedido del país sin renovación de papeleo, con una patada en el trasero hacia un avión que le envía de vuelta a los salvajes y desconocidos Andes, por cierto, con 5000 dólares en el bolsillo nada menos. A veces es mejor salir antes de que todo explote. Esto ocurre a mitad de película.
Sin embargo, Toro sigue siendo el ídolo de barro que hay que seguir construyendo.
La trama es de película, por supuesto. Nadie se cree que tamaño inútil llegue a la final de pesos pesados, por mucho que se apañen todos sus combates. Pero esto es lo de menos.
Llega a la final, y la pierde, claro, cosechando por fin sus valientes entrenadores y consejeros el dinero soñado. Toro quiere volverse después de todo a su país y exige su dinero. El fabuloso contable, haciendo cuentas, llega a la conclusión, de que claro, tras tanta publicidad, fiestecita, viaje y guante de boxeo, al final solo tiene 46 dólares para Toro, con más de un millón de dólares de recaudación en el último combate... ni siquiera se puede pagar el avión, je,je... Es tan patético que da risa.

Menos mal que Bogart, influido al final por su recta y casta esposa, se hace el generoso, etc, etc...

En fin, los americanos a veces tienen la virtud de retratar su país con un realismo intachable, algo que ya les gustaría al 99% de los directores españoles hacer, por mucho que intenten retratar "la sociedad española". Ni puta idea, vamos.
(y con esto me refiero a la idea general que se quiere dar de una sociedad o parte de ella, no a rodar baratos y payasos gags que aparte de no hacer gracia ni estando completamente borracho, solamente describen el bajo estado de forma cerebral del director, y sobre todo, del guionista)... Un punto para los yankis, por esta vez.

Ya, a nivel local nipón, me pregunto, ¿cuántos japoneses que vieron la película (¿la vio alguno?), pensando en el "último y correcto" mensaje que deja ésta, se quedaron con el detalle de los visados? ¿Quién fue el infame programador de televisión que dejó que se pusiera esta película? ¿Dónde está la censura en este país? ¿Por qué se subtitularon estos dialogos tan escabrosos al japonés? Nadie sabe nada ni ha dicho nada, pero quizás haya creado sudores por alli en Tokyo.


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25 de Mayo de 2006

Apología Del Traductor


¿Quiénes son los que verdaderamente trabajan por el prójimo?

Tras el oficio de prostituta, del que se dice que es el más antiguo, está el de gestor de almas ajenas, trabajo este en ser menos antiguo al primero en justo lo que tardó el primer hombre en beneficiarse de una prostituta. Es decir, los dos trabajos son prácticamente igual de antiguos, excepto por ese lapso de unos 10 minutos (le presumo excitado al pionero).

Los 10 minutos más importantes de la Historia Universal Bípeda. Una minúscula partícula de tiempo en el horror del contínuo espacio-tiempo cósmico del que los Antiguos se ríen, pero yo no.

Al parecer, la pobre se quedó embarazada, y echó al mundo lo que todos ya intuímos. ¡Y que nadie le eche la culpa a ella! La tiene el pionero, el que cuando se levantó y se puso de pie, instantáneamente se dio cuenta de que algo tenía que hacer para que nadie más comiera y bebiera de su descubrimiento, e inventó acto seguido todas las patrañas que pudo y más.

Aparte de estos dos oficios, que van unidos, un tercero también lo va en cierta manera. Sin los traductores, las malditas mentiras que lanzó el pionero al populacho nunca hubieran traspasado fronteras en forma de pergamino, códice, ley, artículo o mandamiento.

¿Qué pensar? Sin las primeras, no hubiéramos tenido a los segundos, (o al revés, que por 10 minutos no pongo la mano en el fuego por afirmar que ellas fuesen las primeras). Está claro que el orden del primero o del segundo no afecta a los traductores, quienes sin embargo sí estuvieron condenados a nacer, sea como sea el orden anterior; pobres esclavos obligados a explicar Todo al resto de almas ajenas, rastreros que se hicieron amigos de su inseparable compañera, la eterna y nocturna luz amarilla de su vela de sebo maloliento. Tan maloliento que así les salió lo que les salió.

Hagamos un pequeño viaje en ese espacio-tiempo que tanto temor me inspira (en realidad es lo único de lo que tengo miedo) hacia el futuro e instalémonos en el Japón de hoy en día.

¡Sorpresa! Los dos primeros oficios han desaparecido como tales. Han sido absorbidos del todo por esas miríadas de almas ajenas que nunca disfrutaron de ningún poder hasta la desaforada venida de la Democracia.

Siendo magnánimamente objetivos, hoy en día cualquier persona que se precie puede ser prostituta, o gestor de almas. Es una traición al público, que se siente engañado. Por cierto, hay que darse cuenta de que el público ya no existe. Allá cada uno con su depresión. Ya no hay nadie al lado de nuestra localidad para preguntarle qué cojones está pasando en el escenario.

No os preocupeis, hermanos míos, que todavía hay fementidos que cuentan mentiras, y están dispuestos a agrupar a almas perdidas, a darles apoyo, y a prestarles el entendimiento que no tienen para aprehender al menos parte de esta Magna Obra que sólo una élite comprende. Yo soy uno de ellos, y casi quizás por esto, sólo me leo yo. ¡Ya os pillaré algún día, cucarachas!

Lo que ya es una pérdida irreparable son las prostitutas. Hay desgraciados que son capaces de coger el testigo de viejos mentirosos, como un servidor, pero ¿quién coge el de las viejas putas ahogadas en el vino de Baudelaire? ¿o el de las vampiras de Gautier?

Malditos todos, habéis enviado al garete Todo. Nunca tuvo que llegar la Democracia a la prostitución.

No me olvido del destino de los traductores en este nuevo mundo. ¡Como para olvidarse! Definitivamente ellos han ganado la partida en la Edad Post-Moderna, y son los únicos que siguen trabajando de buena fé, (habiendo sustituido el sebo por la lámpara), por el prójimo, ese alguien que ya tampoco existe, lo que tiene doble mérito. O triple.

En conclusión, y desde aquí, gracias a todos los traductores, o mejor dicho, gracias a todos los traductores que son puramente traductores, con los que la vanidad, el egoismo, o las ansias de protagonismo no han podido. Y más en concreto, gracias a los traductores de novelas japonesas.

Y seguiré con mis mentiras otra noche...

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24 de Noviembre de 2007 De Vuelta

¡¡uahhhhhhhhh!!


Dos meses exactos sin escribir por aquí, Fementido sigue vivo y coleando. Debe reconocer públicamente la especial excitación que le produjo el ir a vérselas con un café y de paso con una muchachita japonesa medio desnuda en mitad de Namba. Acompañado por el doctor X., que hizo de maestro de ceremonias. De acuerdo, pero acabamos bebiendo un vaso de bebida isotónica. Aquel día era el de los deportes. Después del ingreso en el desaparecido hospital del doctor, yo me fui al cajero a vérmelas con mis ahorros. Y después de esto, no recuerdo mucho más. Veo perchas por todos los sitios, maletas, bolsas, muñecos, figuras, bracitos por aquí, piernas torcidas por allá, enormes colas de Godzilla que no coinciden con sus espinazos correspondientes, dobles filas de dientes que no molestan a nadie, varios Ultraman multiplicados como por arte de magia que me miran con cara de pena, un superhéroe que abraza a su violada en la cama con aspecto de ser un buen tipo, un Darth Vader metálico que ni pestañea, un cochecito de bomberos, la triste cara de una muñequita que debería haber sido mi hermana, las geishas de la pared seguían a lo suyo viendo que yo dejaba las cartas sobre la mesa y abandonaba de una vez por todas la larga partida, un portentoso TMA-1 inventado por mí mismo me seguía consolando ante la vista de una ropa que nunca más podría volver a ponerme.
Ya sólo me quedaba el cenicero, el pasaporte, el billete, mi querido iBook G4, una cena pendiente, un par de llamadas, una cancelación importante, y hacer desaparecer por algún lado la densa capa de polvo que ocupaba la estancia. Bueno, y algo importante, lo más importante de todo: una visita del viejo pirata, de la única persona que conozco que viviendo a 10.000 km de su país es capaz de decirme a esas horas que todavía tengo tiempo para cenar, para ordenar, para dormir, para soñar...: mi viejo amigo Urusai, que por fuerza, es el que mejor me puede entender todo esto que escribo.

Y así fue. Me dio tiempo para hacer todo y para dejar el escritorio limpio. La solución final siempre está en la papelera de reciclaje. Ésta nunca pone pegas. Allí fue la ropa, el polvo, el propio escritorio, los cuadros, las perchas, una de las maletas, los conos de señalización, ... todo menos mis queridas figuras.

Aquí que escribo al calor de una calefacción de verdad me encuentro con que Ultraman y Godzilla todavía están encerrados en cajas, a la espera de verse renacidos de nuevo en una exposición que no tiene nombre, ni fecha de inauguración ni canapés que ofrecer al público. Hay objetos añadidos, como una pequeña pero valiente botella de shoochu, un Honda Prelude, un camión de los que gustan los fascistas de la noche osakeña, y una lata de café UCC, versión 1969. ¡Ah! Y una máscara, que sigue siendo todavía una señal de precaución ante lo imprevisto y también ante lo mil veces visto.

Murakami Haruki y su personaje de Kafka en la Orilla me acompañaron todo el viaje. Una simple lectura, nada sorprendente, nada o poco que destacar. Que nadie se sorprenda. Vuelvo a Henry James, a Roland Topor, a Akira, o (y muy temporalmente) a Hideshi Hino y a sus flores de carne y sangre (aún para mi gran y grata sorpresa).


El Espolio de Bentencho Foto Fementido



Fementido sigue asombrado, disgustado y hasta algo asqueado con la sensación de espolio.

espolio.
(Del lat. spolium, despojo).
m. Conjunto de bienes que, por haber sido adquiridos con rentas eclesiásticas, quedaban de propiedad de la Iglesia al morir ab intestato el clérigo que los poseía.

ab intestato
m. Procedimiento judicial para ordenación de herencia y adjudicación de bienes de una persona, por ausencia o defecto de testamento.

Espolio de culturas que luego nadie entiende. Seré yo el primero, por supuesto. La Iglesia (o llámenlo ahora el Sistema), siempre muy segura de sí misma, nunca ha tenido ideas nuevas que ofrecer, pero siempre ha tenido nuevos terrenos que poseer. Esto ha pasado como por arte de magia genética al inconsciente colectivo. El proceso contrario, el de tener nuevas ideas que ofrecer sin tener un ladrillo que prometer o bajo el que establecer-se, es la auténtica cara oculta de la Luna que sigue oscureciendo este país. Primero pide protección y luego habla. Primero paga y opina después. Al revés no se puede hacer.

Nadie me avisó en el control de inmigración de salida de Osaka (aparte de la consabida devolución del gaijin kado) que debía hacer un testamento. Ahora soy un ab intestato con todas las de la ley, la que me impide controlar el conjunto de mis bienes, ideas, suposiciones y teorías sobre la cultura japonesa. Todo ello parece ser Patrimonio Universal de la Humanidad, es decir, de todos, un hatajo de piedras que hay que visitar con entrada gratis y derecho al pataleo colectivo de autobús de turistas.

Esto que escribo no es más que un tremendo grito solitario en este inmenso océano de cables y páginas fotoeléctricas. Sonríe, escucha, sonríe, escucha, aprueba, sonríe, y por fin, opina algo. Y después te dicen que no es así.

El espolio consiste en un molde base, en el que los ingredientes principales son el aprovechamiento, el robo, la confusión y el silencio, sobre el que se pone, por parte del cliente, el billete de los euros que corresponda pagar en el momento, que sigue financiando de una forma maravillosa este proceso, repetido una y mil veces. Todo queda bien envuelto en una bolsa de plástico, que al poco será depositada encima de una mesa, para ser forzada en el momento conveniente, enseñando su contenido al camarada de turno. ¡Marchando un poco de sushi purulento! ¡Déjame ver esa revista de androides tokyoitas! ¡Qué guays! ¡Qué monos!

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