GEORGES FRANJU

GEORGES FRANJU

GEORGES FRANJU


franju by fementido


        Ciclo retrospectivo dedicado a Georges Franju. Trabajos ordenados en orden cronológico. Realmente en el ciclo sólo hay ocho largometrajes como tales, dos trabajos para la televisión francesa (FR3) y una serie de documentales y cortometrajes. Todas las películas son de producción francesa, a excepción de “Los Ojos Sin Rostro” y “Nuites Rouges” en las que entra personal italiano en escena. Yo he podido ver cuatro de los ocho largometrajes (subrayados).

LE SANG DES BÊTES Duración: 22m.    

HÔTEL DES INVALIDES Duración: 22m.    

LE GRAND MÉLIÈS Duración: 34m.    

MONSIEUR ET MADAME CURIE Duración: 14m.    

LES POUSSIÈRES Duración: 22m.        

À PROPOS D’UNE RIVIÈRE (LE SAUMON ATLANTIQUE) Duración: 27m.    

MON CHIEN Duración: 20m.    

LE THÉÂTRE NATIONAL POPULAIRE Duración: 27m.        

NOTRE-DAME, CATHÉDRALE DE PARIS Duración: 14m.    

LA PREMIÈRE NUIT Duración: 20m.    

LA TÊTE CONTRE LES MURS (LA CABEZA CONTRA LA PARED) Duración: 95m.

LES YEUX SANS VISAGE (OJOS SIN ROSTRO) FRANCIA-ITALIA 88 m.

PLEINS FEUX SUR L'ASSASSIN Duración: 89m.

THÉRÈSE DESQUEYROUX (RELATO ÍNTIMO) Duración: 109m.    

JUDEX Duración: 97m.

THOMAS L'IMPOSTEUR Duración: 94m.    

LES RIDEAUX BLANCS Duración: 26m.        

RENCONTRE AVEC FANTÔMAS Duración: 24m.        

LA FAUTE DE L'ABBÉ MOURET (EL PECADO DEL PADRE MOURET) 89 m.    

NUITS ROUGES FRANCIA-ITALIA Duración: 100m.        

CHRONIQUES DE FRANCE Duración: 46m.    

LA DISCORDE (Televisión) Duración: 66m.

LE DERNIER MÉLODRAME (Televisión) Duración: 75m.    


    Georges Franju

    ¡Ay! Georges, qué suerte tienes de que te hayan dedicado tu retrospectiva en esta época en la que la ciudad traga con lo que sea. ¿Salas repletas para ver documentales franceses de los años cincuenta en blanco y negro? En fin, respeto la idea de elegir a Franju, del que lo poco que he visto, me ha gustado bastante (A excepción de “Thomas, l´imposteur”, bastante sosa). Sin embargo, creo que los tiempos que corren piden otra cosa. Mientras escribo, leo que el director japonés Koji Wakamatsu ha muerto. Quizás sea una buena idea elegirlo para el año que viene. O algo parecido.

    Franju, tan amante del folletín literario y cinematográfico, que es algo tan francés en sí mismo, rueda películas muy, muy especiales, que a día de hoy, hay que reconocer que son como caramelitos, como dice un amigo mío. Hay que saber saborearlos, y si uno no puede, no es que sea culpa de Franju precisamente. Quizás es que nuestra lengua ya no sabe captar, sentir, la dulzura de algunas películas.

    Un tipo “inclasificable”, pero no tanto como se dice. Su obra es corta, heterogénea, seguramente porque rodó todo tipo de cosas, en todo tipo de lugares. Pero siempre anclado en el clasicismo francés. Franju es el paradigma de lo francés. Sin salirse para nada de las fronteras que le vieron nacer. Quizás por esta razón sea tan poco conocido y entendido en España. Por la que quizás también algunos críticos de cine utilizan un desmedido y poco usado vocabulario cuando escriben sobre él. Críticos que estuvieron en Donosti, pero seguramente no se llegaron hasta Hendaya, localidad en la que, hoy en día, todavía se huele a un fuerte Franju por algunas de sus esquinas. No hace falta hablar de encrucijadas, ni de divergencias, ni de recovecos, ni de inclasificabilidades, fusiones, enigmas, etc… Es más sencillo de lo que parece.

    Pleins Feux sur l´assassin

pleins feux...


    En “Pleins Feux sur l´assassin”, de 1961, vemos una historia policiaca, basada en los novelistas Boileau-Narcejac (al igual que en la tremendamente difícil de pronunciar bien “Les Yeux Sans Visage”). Disfrutable película, en la que los efectos especiales juegan un papel primordial. Franju rueda en un viejo château y se recrea en un sistema que construye de luces y sonidos, como si estuviera en un laboratorio de pruebas. Sin quererlo, Franju monta en un decorado lo que será el estándar del futuro museo lleno de lucecitas y botoncitos para mayor disfrute del visitante. Esto añade a “Pleins Feux sur l´assassin” una suerte de esterilización, un alejamiento de la realidad, de la verosimilitud, que es su marca de la casa, en mi opinión, y que sin embargo, se acerca de alguna manera más a la realidad, como por arte de magia.

    Me recuerda por otro lado a aquella película de Alec Guinness en la que este interpretaba toda una retahíla de personajes de una misma familia que debían morir para alcanzar él una ansiada herencia (“Kind Hearts and Coronets”, 1949). La película también contiene una escena de alto contenido erótico, rodada en un granero. Una fusta, unas botas de cuero, una hembra en celo. Sólo por esta escena merece ser vista la película.


    Thomas L´imposteur (1965)

tomas

    Basada en una novela de Jean Cocteau. Vemos una especie de documental de la Primera Guerra Mundial, entre grandes escenas de trincheras y bombardeos, en el que aparece en escena la bella y viuda Emmanualle Riva como si fuera una presencia ultraterrena; irreal. El argumento principal es soso como decía antes, pero tiene sus momentos la película. Me recuerda personalmente a la primera novela de Dos Passos, en la que también las ambulancias iban de un sitio a otro. Lo que no me creo es que Thomas prefiera irse de aventuras a la trinchera, antes que quedarse con la hija de la viuda, que está loquita por él.


    La faute de lábbé Mouret (1970)


albine

    Ya en color, dos elementos argumentales a destacar, de esta historia basada en la novela de Emile Zola, uno de los grandes clásicos franceses. Primero, la belleza etérea de Gillian Hills (Albine) viviendo como una ninfa en el bosque de su padre, anticlerical a más no poder. Segundo, la imbecilidad del cura, que tras convivir con Albine una temporada en el bosque, vuelve a su particular locura teológica. El personaje secundario que interpreta André Lacombe, un sacerdote despiadado, se hace con buena parte del protagonismo de la película. Una de las perlas que suelta es: “Lástima que Jesucristo consiguiera que se dejaran de lapidar a las putas. Así ahora quedarían muchas menos”. Como película, no es que sea muy destacable, pero hay que valorar su simpleza y sinceridad. A más de uno le convendría verla hoy en día, porque parece que algunos temas que parecían superados vuelven a resurgir como el moho en un jamón que no se toca por unos días.


    Judex (1963)

judex


    Una de las joyas de la corona francesa. Yo nunca he sido muy de folletín en la literatura, y lo noto personalmente al ver “Judex”. Me doy cuenta de su poder de atracción, pero aún y todo no me llega a cautivar totalmente. Francine Bergé en el papel de ama de llaves de la casa está que se sale. La historia sobre el banquero sin piedad es de una apabullante actualidad, y el destino que le va construyendo Franju durante la película merece mucha atención por parte del espectador. Recuerdos de los pasajes más escabrosos de Dumas y de la fiesta de disfraces en “La Máscara de la Muerte Roja”.

    Despido a Franju con la misma sensación de haber visitado unas ferias en la fiestas de cualquier pueblo o ciudad. Lo que es coger una de esas escopetas de balines y ponerse a disparar a los globitos. O tirar pelotas de goma a los lejanos patitos. Algo que está tan alcance de la mano, pero que sólo hay que hacer si uno dispara o tira con la ilusión necesaria. Si no, más vale no hacer nada, porque a uno le dan ganas de disparar al feriante, y esto es trampa. Franju no hacía trampas.


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