Lunes
9 de Mayo de 2005
Anime japonés (2004)
Director: Masaaki Yuasa
Seguramente mas conocido en Japón por ser el animador
principal de la serie Shin Chan, de la que no he visto nada, por
cierto.
"Mind Game" es su única película hasta el
momento.
¿Qué decir? Afortunadamente el dvd viene con
subtítulos en inglés.
Argumento fácil de resumir: la película acaba
como empieza. Pero bueno, que no se preocupe nadie, que con esto poco
he dicho. Se trata de una especie de viaje interior, al inconsciente se
podría decir, en busca de algo que a todos nos
gustaría volver a encontrar, porque hay que suponer que ya
lo hemos perdido. No está claro qué es lo que se
ha perdido, claro, pero es casi lo de menos. Yo lo
interpretaría como un empezar de nuevo, y vivir la vida
buscando y encontrando más cosas que las cuatro que nos
rodean cotidianamente.
Las secuencias de imágenes, por confusas que me hayan
parecido a mi a veces, no dejan de tener atractivo, por supuesto. No
voy a entrar en ello. La calidad de las imágenes es
indiscutible.
Hasta aquí todo está muy bien. Pero tras ver la
película, y "entender" el mensaje, gustarme la historia,
etc... no puedo dejar de quejarme de sentirme frustrado.
¡¡NO SOY CAPAZ DE ENTENDER EL OSAKA-BEN!! (el de
Tokyo tampoco) (¿Por qué no viene el DVD con los
subtítulos en japonés?)
En los primeros veinte minutos de la película, que son lo
mejor para mí, en un pequeño bar de yakiniku de
Osaka, hay una larga secuencia que podría resumir bien la
manera de ser de los Osakenses. Digo podría porque no tengo
ni idea. En realidad, no tengo ni idea de nada de lo que pasa en esta
película, pero me lo puedo imaginar.
En fin, quitando obsesiones y traumas míos aparte, la
película es obligatoria para alguien que haya vivido en
Osaka una temporada. ¿Por qué? Porque no estamos
en el Tokyo de Akira, sino en la Osaka de la torre de Tsutenkaku, del
Osaka Dome, etc... y se agradece por lo menos entender esto.
La música, por otro lado, está hecha por un tal
Seiichi Yamamoto, músico de Osaka, buen guitarista y mecenas
de unos cuantos grupos de Osaka.
En el fondo, aunque la entienda, no la he entendido como me hubiera
gustado. ¡¡Qué pesado soy!!
P.D.: La vi de cabo a rabo, sin dormirme.
5
de Julio de 2005
Programa
En Espiral
Pequeño clásico este, Uzumaki, "Espiral", del
nuevo terror japonés, del año 2000, realizado un
poco antes de que los yankis descubrieran el nuevo filón de
ideas para copiar con total alevosía.
En un día como hoy, en unos días como estos,
llenos de lluvia, ya tocaba ver algo de horror, y si es
japonés, mejor que mejor. Oir la lluvia en "tu" casa
japonesa, mientras se observa a la bonita protagonista nipona correr
bajo la lluvia amparada en un paraguas es una de esas sensaciones que
más me gusta vivir en este país. Hay una especie
de identificación, que no se si la sentirán los
propios japoneses. ¿O es que uno en su país se
pone a pensar en estas cosas, cuando ve llover en su propio pueblo?
Bueno, como leen sus señorías, esto
más que nada parece algo sacado de un drama
romántico, de estos que tanto gustan a los japoneses.
Lo que pasa es que estas películas, que repasan la vida
escolar, la madre muerta, el padre artesano y el novio con cara de
suicidarse en cualquier momento porque no sabe por qué, son
más románticas que otra cosa, con una capa de
efectos especiales, algo de sangre, y musiquillas que me hacen feliz.
Así que miedo, lo que es miedo, no lo he pasado mucho, pero
he disfrutado.
Una película muy simpática, que se ríe
de sí misma, pero que tiene detalles y se deja ver sin
problemas. Simpáticos también los
subtítulos que he leído, seguramente hechos por
alguien latinoamericano que usa el "vos", que se
empeña en masculinizar a las espirales, y que comete
algún fallo ortográfico que otro, aunque si mi
oído no me ha engañado,
se lo
ha currado, ¡Gracias!
La historia comienza en un pueblecito japonés, Kurouzu (me
he tomado la molestia de saber si existe, y claro, todas las
referencias en Google dicen lo mismo, "Kurouzu, pueblecito
japonés donde se desarrollarán
extraños sucesos..."- vamos, que existe, gracias a esta
película), Allí vive una chica muy mona, que se
lleva muy bien con su novio, y andan en bici juntos por el pueblo, sin
que se vea a nadie más. A mí también
me gustaría hacer esto en Osaka, pero ... El padre del
chaval poco a poco se vuelve rarito, se emperra en observar todo lo que
tenga forma de espiral, y es capaz de abroncarle a su mujer, porque en
la sopa de miso no quedan más hortalizas de estas blancas y
rosas, con forma de espiral, que se cortan en lonchitas. De esas que
alguna vez comemos; algún día me
entararé de qué son en realidad. El planteamiento
me parece original, me gusta. La forma de la espiral es verdaderamente
digna de ser tenida en cuenta. Bueno, una película dedicada
exclusivamente a una forma. No recuerdo haber visto nada parecido
antes, excepto en el cine porno.
El desarrollo de la historia es digno. Guión cerrado en
cuanto a personajes, sin que tengan que aparecer más de los
necesarios, cada uno desapareciendo luego en el momento adecuado. Sin
excesos. Efectos especiales controlados, y con el "gore" justo. Un
aplauso.
LO MEJOR
Como dice la vieja canción de Aviador Dro, Programa en
Espiral, uno de los simpaticos japoneses
se suicida en una lavadora, obsesionado con las espirales. Eso si que
es programar la lavadora sin miedo a que se arrugue la ropa.
LO PEOR
Quizás lo peor es que uno ya ha perdido capacidades
preternaturales, y estas películas no me dan demasiado
miedo. Las condiciones eran ideales como ya he dicho, pero
¡ay!
No me voy a quejar, me da la sensación de que he visto una
película romántica, en el buen sentido, y con
esto me basta.
Además me ha sacado de los turbios pensamientos que
tenía antes de verla, tras leer un rato el infinito "Brave
New World" de Huxley, que valdría la penar ya de paso,
recomendar que se lo leyera todo el personal eclesiástico,
samaritano o inquisidor.
Ahora veo ante mí un ventilador, que da vueltas y vueltas,
me muestra unas espirales maravillosas, y quizás esta noche
meta la manita para sentirme más japonés.
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14
de Febrero de 2006
nEw
jApAn
Película de
Yasuhiro Ozu (1903-1963) Kohayagawa-ke no aki (1961), (El
otoño de la familia Kohayagawa).
Creo recordar que hasta ahora sólo había visto
una película suya, la última, Sanma No Aji ("El
sabor del sake", o también estrenada como "El sabor del
pescado en otoño", que así es como me parece que
la vi titulada). Por supuesto, absténganse de traducciones
literales. Si las novelas japonesas que leemos se rigen por estos
cánones de traducción al inglés o
castellano, empezaré a entender mejor por qué es
imposible hablar de novelas japonesas con un japonés.
Recuerdo que fue en Pamplona donde vi la película, hace 4
años. Y la verdad es que aquello de las mesitas bajas y los
viejitos bebiendo sake y cerveza me gustó mucho.
Ayer, por gentileza de la Inquisición Foral granadina, que
dispone de unos fondos orientales muy cultos, pude ver la
penúltima película de Ozu.
El comienzo es impactante. No vemos otra cosa que el Osaka de 1961. El
edificio de New Japan, y Dotonbori. Bueno, ya está. No
pidamos más. Luego Ozu mete la cámara en un bar y
nos empieza a contar la historia de los Kohayagawa, que por cierto,
vive del negocio del sake. Con este guión, Ozu tiene todas
las de ganar.
En este bar encontramos a dos amigos. Uno de ellos viudo, a la caza de
viuda sumisa y de buen ver. El otro, feo, gordo, que me recuerda
irremisiblemente al salaryman de cartera negra, paso tambaleante, y de
mente más sucia que la de los cobradores de la NHK. Por
allí anda una camarera dando vueltas.
Esta primera escena me encanta. Ya estoy metido en la
película. Ya quiero ver a la candidata que tiene que
aparecer en el bar de un momento a otro. Y cuando lo hace, aparte de
llevarme una decepción al ver su cara de monja con
maquillaje de geisha, la verdad es que me sigue gustando la
película.
Dicha aparición es una de las hijas de la familia. Luego hay
otras dos. Una casada. Otra despide a un amigo que se va a Sapporo, en
una sayonara-party en la que cantan canciones que parecen sacadas de
algún vinilo de los que venden por 10 yenes en Den Den Town.
Sin embargo, me sigue gustando la película.
Aparece en escena el padre de ellas, un viejo de lo más
gracioso y simpático siempre que sus hijas no le recuerden
su pasado de putero. Y su presente, pues el tipo sigue visitando Kyoto,
donde vive un antiguo amor.
El viejo tendrá que vérselas con su hija, que es
quien le pone las cosas en claro. El yerno es tan sedoso y
dócil como un perrito blanco.
Con este antiguo amor kyotoita, el viejo, y ésto no se
confirma del todo, al parecer tuvo una hija. La hija que se llama New
Japan. Que no ayuda a su madre ni cuando la ve arrastrándose
arrodillada, fregando la madera de Kyoto, si no que se lima las
uñas una y otra vez. Ésta New Japan, como la
llamo yo, resulta ser visitada por George, Youyi, un tieso rubio yanki,
que se le supone novio de ella. [Ozu, lo de George... ¡ay!
¿no podrías haber elegido otro nombrecito?]
New Japan lo que quiere es que este supuesto padre suyo le compre una
joya, porque George sólo se puede permitir comprarle un
bolso.
Mientras, parece que el negocio del sake no va bien. Hay que dejarse
comprar la pequeña destilería por una gran
compañía. Pero el viejo no quiere.
Más tarde no será George. Será otro
clon rubio y con cara de rinoceronte con permanente. New Japan
está contenta. Tiene un nuevo novio.
Aparecen nuevas escenas de Osaka. Volvemos al bar del principio. El
sucio calla. El iluso bebe. Japón cambia. Una de las hijas
va a Sapporo en busca del hombre que quiere, no al que debe. La monjil
viuda decide también, y opta por ser ella misma.
Los
franceses estrenaron la
película como Le
Dernier Caprice. Me
parece
mejor título. Y mejor cartel.
Estéticamente, la película parece vieja. Los
peinados de las actrices son para salir corriendo. No hay sensualidad
por ningún lado. Hay sudor. Hay muchísimos
abanicos. El ruido de esos odiosos grillos de Osaka, el de los trenes,
los carteles que todavía hoy se ven oxidados con la palabra
"tabaco" en hiragana, y ese olor a cervecilla que se escapa de esas
botellas rancias.
Pero no hay que dejar engañarse. Ozu nos está ya
diciendo en 1961 muchas cosas que a nosotros todavía nos
sorprenden por aquí.
Me quedo con esa especie de impasibilidad con la que se mueven los
personajes a lo largo de la película. Quizás por
esto los japoneses admiren más a Ozu y nosotros a Mifune. La
manera que tienen de dirigirse la palabra, la manera en la que surgen
los temas de conversación. El precioso japonés
que sueltan las actrices, acostumbrado últimamente a
escuchar berreos de samurais y de yakuzas.
Los personajes están decidiendo cosas de lo más
importante en sus vidas, y sin embargo, parece que no hacen nada.
Como cualquier japonés que vemos en cualquier mesa de
oficina.
La Mano Que Mece
La Vulva
12 de
Febrero de 2007
Buenas Noches
Es Fementido quien escribe hoy. Agradezco desde aquí a
Martin el haberse metido en mis aposentos virtuales, y el haber
publicado la entrevista que me hizo hace unos días.
Antes de que se inventara el cine, Goethe se sacó de
algún sitio de su bien amueblada cabeza una
teoría sobre los colores, asignando a cada color
básico una serie de propiedades psicológicas.
Creo que al menos disponía de seis para jugar con ellos
(naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta).
Sin ánimo de ser demasiado exacto, el cine surgió
cuando lo hizo también el siglo XX, y fijándonos
un poco bien en la evolución de este arte (sobre todo
gracias a los que lo han hecho evolucionar,
es decir, a los grandes cerebros de Hollywood), vemos el desolador
panorama que se nos presenta estos días: sólo hay
dos colores básicos a los que se puede enfrentar el
espectador. El negro y el blanco. En realidad no son propiamente ni
colores. Son las virutas de lo que fue un día arte. [Y que
conste que esta noche hablo de cinematografía, no de
pintura, ni de fotografía, ni de demás artes
complementarias].
Dentro de lo que se puede considerar cine negro, entran en realidad
todas las películas que están rodadas para
contemplarse, se supone, desde que empiezan hasta que acaban: hay un
guión, una historia, algo que contar; hasta el
más advenedizo pedante nos quiere decir algo con su
película; hasta el infame infante que rueda
su primer cortometraje también cuenta algo; incluso
pensaría a veces que ese señor llamado Spielberg
nos quiere comunicar algo desde su retardada mente en su primer
largometraje. Cine evidentemente denominado negro por la
relación que tiene este color con la muerte (de la que ya
hablaba Goethe).
Nos queda el cine blanco, aquel que está hecho para ser
contemplado sin pensar en historias, o en guiones, o en este tipo de
zarandajas. Denominado blanco, no por su contraposición al
color negro, si no por su directa relación con el color de
esa sustancia llamada semen (o líquidos alternativos o
correspondientes, - sin ánimo de ofender).
Efectivamente pues, en esta mal llamada evolución cultural,
nos han robado los colores básicos, que en algún
sitio deberán estar, digo yo, y nos han dejado vendidos con
el blanco y el negro.
Algunos teorizadores e ideólogos optan por añadir
a esta clasificación una tercera, que
correspondería a la del cine amarillo. Ya entramos en
terrenos de mayor pureza. El color amarillo es básico. Pero
no tiene que ver nada con este último detalle la
elección del color amarillo como denominador
común de lo que se podría llamar el conjunto de
películas realizadas sin tener en cuenta el ultrajante punto
de vista canónico americano. Tiene que ver con el color de
la piel de los realizadores. Nos referimos al cine asiático
en general, y más en concreto al cine chino, coreano y
japonés.
Fementido se encuentra entre los que apoyan a estas nuevas corrientes
ideológicas. Pues si nada ya nuevo puede salir del cine
negro, y menos del cine blanco, (por mucho que nos intenten meter su
poco consolador consolador
por el agujero menos pensado), hay que buscar nuevas salidas a esta
angustiosa situación vital e intelectual.
Así pues, hoy presento a toda la cátedra
episcopal, de cardenales, monaguillos, y subsiguientes catervas de
insensibles, una entrevista, realizada aproximadamente en el
año 2001, al director japonés Komizu Kazuo.
+++ ¡¡¡Aviso!!! Entrevista no apta para
personas insensibles, o bien adictas a algún tipo de
movimiento intelectual surgido en EEUU, o bien actualmente
hospitalizadas o encarceladas, con o sin derecho a ello +++
La entrevista original se
rodó en japonés. Ésta se
subtituló en inglés. Y Fementido, por hacer una
nueva labor ecuménica, lo traduce casi todo al castellano.
Chica:
¿Empezamos? ¿Está bien?
Kazuo:
Está bien.
Chica:
¿Quién es usted?
Kazuo:
¡Cuidado niños!
ehhh ... el director Kazuo Komizu, más conocido como Gaira
¡Cuidado niños! ¿Lo estáis
viendo?
Chica:
¿A quién habla?
Kazuo:
A los buenos chicos de ACC. Eres de ACC, ¿verdad?
Chica:
Sí, de Asian Cult Cinema
Kazuo:
¡Oh! Tenía razón
Chica:
¿Qué tal si se presenta?
Kazuo:
Hola, eh ... eh... soy Gaira. Sí.
¡Cuidado niños!
Chico:
Todo tiene subtítulos
Kazuo:
¿De verdad?
Chico:
Habrá subtítulos
Kazuo:
Ya veo
Chica:
Entonces... Vamos a empezar con "Entrañas de una virgen"
¿Cuál es la idea original?
Kazuo:
Espera un momento. ¿Cuándo fue? ¿Hace
25 años? ¿Hace 30 años?
¿Qué año?
[El señor Komizu intenta buscar información en
unos papeles que tiene delante]
Chica:
No lo dice aquí
Kazuo:
Puse mi historial por aquí
...
Niños, ¿estáis todavía por
ahí?
Nandake, ¿"Entrañas de una virgen"? Eso fue fiftin
yirs agou ¿Lo
pillais? No lo creo.
Etoo nee, ano... era director de películas de porno suave.
Después trabajé para la Nikkatsu. En aquel
tiempo... ¿Cómo lo diría?
Teníamos Glico en Japón. Una
compañía de caramelos. Vendían un tipo
de caramelos con un juguete a la vez. Decían: Un
caramelo, el doble de divertido
Como los Cracker Jacks de América. Pues pagas por ver una
película de terror y también obtienes sexo. Un
caramelo doblemente divertido. Las llamo películas Glico
Lo que quería era... ehhh... eso fue hace mucho tiempo. Era
muy jóven cuando lo hice. Estaba enfadado con el mundo.
Tenía muchos conflictos dentro de mi cabeza. Sobre las
teorías de Descartes, la gente vivía como su hombre
natural. Realmente odiaba el
mercantilismo. ¡Pero yo mismo rodaba anuncios! Vi que todo
Japón estaba siendo mercantilizado. Lo odiaba.
Me imaginaba que Japón estaría podrido en 50
años. Intentaba rebelarme. Ese fue mi propósito
al hacer la película.
¿Qué tal para una introducción?
Está bien, ¿no?
Chico:
Sí.
(corte)
Chico:
¿Qué me dice de esa cosa con la carne vuelta al
revés?
Kazuo:
Eso era en "Entrañas de una Bella Mujer".
Chico:
¡Ah! Sooka. ¿Qué hay de
"Entrañas de una Virgen"? ¿Por qué
siguió rodando películas violentas?
Kazuo:
Simplemente estaba siendo humano. Como humanos, siempre tenemos una
parte buena y otra mala. Bueno y malo. Negro y blanco. Sol y sombra.
Más y menos. Entre estos dos polos, siempre buscamos un
equilibrio. La existencia humana no sólo es todo bueno o
todo malo.
Si intentas ser bueno y luchar contra el mal, tienes que establecer tus
propias categorías. Expresar tu ego. Pero no importa. Ser
bueno no ayuda a vivir más. No hay ninguna
garantía. Si te quieres limitar a las tres dimensiones... Hay
tres dimensiones... pero puedes sentir que hay algo más
ahí fuera. Lo bueno y lo malo no significa nada.
Nunca sabes cuando tomas una mala decisión. [se acerca a la
cámara]: como confundir Cromagnon
con Clon.
Pero la gente en realidad los confunde. Vamos a descansar.
(corte)
Chico:
Los extranjeros están viendo esto. Americanos.
¿Lo sabías?
Kazuo:
¡No! No creo que entiendan la película de todas
maneras. Seriamente, no lo sabía.
Lo que define a una película sangrienta o desagradable...
todo depende en qué país estás. Las
películas de terror extranjeras no me dan miedo. Hay
demasiados personajes como Jason. Los monstruos de dos piernas no me
asustan. Desde hace mucho tiempo también teníamos
monstruos en Japón. El título era "Occult Kanpei"
[risas]. Un famoso clásico japonés.
Chico:
¿Cómo debiera traducir eso?
(corte)
Kazuo:
Si me hablas de horror, hace mucho tiempo vi una película...
Una escena en la que llovía... y había vampiros
en Francia y Alemania...
Chica:
¿Frankenstein? [sic]
Kazuo:
No, no. Más antiguo. Como hecho de barro y de paja [El
Golem]. Eso
sí daba miedo. Si lo enseñas todo, no hay miedo.
Si lo enseñas todo, si lo ves todo, la película
pierde su fuerza. Cuando ves las cosas primero y la imagen se te clava
en la mente, pierdes la habilidad para imaginar. Entonces
sólo creemos en lo que vemos. [Levanta el brazo] Por esto es
por lo que ganó el cine de Hollywood. Pero esto no es
cierto. Podrás comprobar que esa película de
horror hecha con todo tipo de caros efectos especiales no
satisfacerá al público. Será terrible.
Sí.
Chico:
¿Tiene algún mensaje para los espectadores?
Nanka... ¿para los americanos?
Kazuo:
Anooo, si hablas sobre la raza japonesa... anooo, por el hecho de que
tenemos muchas religiones... no podemos tener un sólo grupo
de valores. Desde hace mucho tiempo he creído en 879 dioses.
Así que no es como el Budismo o el Cristianismo, en los que
crees en un sólo Dios.
Como japoneses, creemos en las cosas que nos afectan en el momento.
Todo influye en todo lo demás. Esta es la forma en la que
vivimos. Como estaba diciendo, es diferente de creer en las cosas que
puedas ver.
Todo el mundo quiere satisfacer sus deseos. Si eres
sólamente humano, simplemente estás siendo
infantil. [Indica su brazo hacia la cámara] Vosotros sois
iguales, ¿verdad?
Si sólo ves lo que está enfrente tuyo, es una
manera muy simple de vivir. No podemos dejar de ser humanos. Siempre
estamos buscando una salida fácil. Bueno, las cosas no son
así. Todo el mundo en la Tierra intenta ser así.
¿Cómo lo diría? La entropía
[caos] está aumentando. Todos intentan luchar contra su
infancia.
Abrid los ojos, ¡todos! ¡Todo el mundo es tan
infantil! Al ser adulto, odio lo infantil.
(corte)
Chico:
Dentro de las películas de culto, ¿qué
tipo de película le gustaría dirigir?
Kazuo:
Algún tipo de holocausto. Como esa en la que la Tierra
explota...
Chico:
¡Ah! "Pole Shift"
Kazuo:
¿Cómo se llaman estas películas?
¡Ah! De catástrofes. ¡Ah!
¿Cómo lo diría? Los
mamíferos caminamos sobre dos piernas por un error
genético. Veo una futura catástrofe causada por
humanos. Da miedo, ¿verdad?
Chico:
¿Quiere hacer una película sobre esto?
Kazuo:
¿Qué tal el meterse en otros campos? En
Japón aprendemos sobre las nuevas cosas a través
de las antiguas. Es por lo que estamos ahora aquí.
¿Por qué los humanos eligen la cultura que ellos
producen? Por ejemplo, "El jardín en el cielo"
¿Cómo era esa leyenda? Etooo... La torre que
llegaba al cielo. La torre de Babel. ¿Cómo
podemos aprender de la torre de Babel?
Nunca vemos la verdad hasta que llega la catástrofe. Dentro
de 50 o 100 años la población será de
7.000.000.000 millones. La Tierra sólo puede soportar una
decima parte. [sic] Eso son sobre 700.000.000 Esto quiere decir que
algo pasará, y solamente una décima parte de la
población se salvará. Mejor pensar en ello.
Cuando ocurra, las únicas razas en sobrevivir
serán la japonesa y la de los americanos nativos. [risas].
¿Entendeis niños? Hai. Arigatou gozaimashita.
Intenso
y pedagógico plano de "Entrañas de una Virgen"
Fementido no tiene nada más que añadir a la
entrevista. Que cada uno saque sus propias conclusiones, que por poder,
se pueden sacar muchas.
Sólo un detalle, la banda sonora de la película,
una especie de repetitivo reggae electrónico, tampoco tiene
desperdicio.