Retrospectiva a Nagisa Oshima, (大島 渚 Ōshima Nagisa)


oshima fementido


Murió el pasado 15 de Enero de 2013 en Fujisawa, Tokyo, por neumonía. El Festival ya había decidido dedicarle su retrospectiva antes de esta fecha.

A modo de contexto.

El equipo del Zinemaldi decide hacer una retrospectiva de un director japonés. ¡Muy bien! Pero claro, hay que elegir un director. A diferencia de la heterogénea selección de películas del ciclo “Japón en Negro” (2008), el problema de quedarse con un sólo director japonés al organizar un ciclo es que su obra puede sufrir de cierta incomprensión y aislamiento, ante la falta de títulos externos que sirvan como puntos de apoyo, para una mejor comprensión general; o al menos, para una comparación (que siempre le viene bien al cinéfilo). Algo que no suele ocurrir con un director occidental, porque es mucho más fácil ubicarle, y forma parte de nuestra cultura.

Entonces, ¿qué ocurre con el cine de Oshima? ¿Era un completo outsider? ¿Solamente él hacía ese tipo de películas? ¿Es mejor contemplar su obra como la de un pintor único, loco, isla dentro de su propia isla? ¿O su cine responde a una serie de causalidades de su propio tiempo y espacio, que se aprecian igualmente en sus colegas contemporáneos? Por un lado, no haría falta contestar a estas preguntas. Mejor nos quedamos con el misterio. Por otro, es apetecible teorizar un poco.

Cierto cine que se hizo en Japón a finales de los años sesenta y muy principios de los setenta sí que cumple una serie de patrones comunes. La preocupación por el futuro del país ante el atiborre de cultura Occidental que sufría el japonés medio de aquellos años; la situación política con Estados Unidos; el papel de las utopías izquierdistas en ese futuro. En definitiva: eran momentos en los que un Nuevo Mundo era posible, y muchos japoneses lo veían de verdad posible, real, al alcance de la mano. Cuantificar estos “muchos japoneses” no es fácil. Relativamente, quizás no eran tantos. Pero representaban una corriente importante de pensamiento. Mucho más importante a un nivel profundo, de subconsciente, que en cualquier país europeo o americano.

Quizás por estar ese posible Nuevo Mundo tan introducido en el consciente colectivo de la sociedad japonesa, el shock ante la realidad de principios de los años setenta fue tan duro. El cine no fue ajeno a todo esto. Las películas de Oshima, y de sus coetáneos colegas, dejaron de tener sentido. Los japoneses de alguna manera se sintieron defraudados, o bien, cansados, o simplemente a otra cosa mariposa. Basta de post-guerra, de posibilidades que sólo conllevan auto-castigo y reconocimientos de culpa. El famoso concepto de self-abnegation. Extenuantes y continuos análisis del yo como colectivo y como individuo: esa lucha cotidiana, día a día, del esquema social imperante, competitivo y estresante, contra el esquema individual, que aspira a un mañana mejor y más humano. Fin.

En esos años setenta los japoneses vivieron su particular adhesión a las nuevas tecnologías. Si bien en Occidente hoy en día, en el año 2013, es difícil entender la vida sin Internet, y sus múltiples ramificaciones, en el Japón de aquellos tiempos ocurría algo parecido, a un nivel más analógico. La promesa de un Nuevo Mundo se fue especificando cada vez más en un individualismo electrónico. ¿Qué pensaría el bueno de Oshima ante la llegada de las primeras consolas Nintendo?

Volviendo hacia atrás. Quizás la proyección más importante del ciclo era la del cortometraje “Asu No Taiyo” (1959). Uno de sus primeros trabajos. 6 minutos. ¿Qué es lo que vemos? Una especie de “Cine de Barrio”. Algo totalmente chabacano, estúpido, aburrido. Podría ser japonés, español o americano. Pero a falta de una máquina en el tiempo para poder comprobarlo, se puede pensar que era más bien este tipo de cine el que se consumía mayormente por aquel entonces.

El cine que empieza a desarrollar Oshima, sobre todo después de dejar a la productora Shochiku (y empezar con Sozosha, la suya propia), solamente estamos en 1960, es de una radicalidad evidente. Para aquella época, para aquel público. Como el resto del cine japonés. Es decir, lo primero que hay que pensar es lo siguiente: Japón es un país que todavía disfruta de una independencia cultural absoluta en cuanto a sus propios trapos internos. Y a la vez cuentan con los medios. Cámaras, actores, productores, estudios. En esta combinación creo que está el quid.

Es como si de repente a los caballeros medievales, o a los romanos, o a los indios norteamericanos, se les enseña cómo rodar una película. Y lo hacen. Pues alguien, alguno de esos nuevos directores, trataría de explicar en su película su propia condición de ser humano, su percepción de la cultura, de su país, desde un punto de vista crítico, casi auto-lesionante. Sin prácticamente conexiones con el resto de sus coetáneos, excepto las que surgen según pasa el tiempo de rodaje y de producción. Es decir, hay un momento en el que por ósmosis cinematográfica, las películas empiezan a compartir elementos, simplemente porque el ser humano es un imitador nato. Oshima se hace colega de Adachi, y Adachi de Wakamatsu, etc, etc… (no necesariamente en este orden). Lo más importante es esa época, ese tiempo en el que nace, se reproduce y muere ese cine japonés que es único, irrepetible. Por un lado, tan insondable como lo puede ser una historia bíblica, o un pasaje de una tragedia griega. Por otro, tan infinitamente humano, y común a todos.


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Creo que así puedo describir el cine de Oshima. Puntual, radical. Difícil, hasta cansino hoy en día. Otra cosa es decir rebelde; hasta cierto punto. Oshima cumple con el papel que le toca en ese momento. Alguien tenía que hacerlo. El público exigía su parte, harto de ver cine de barrio.

Sin embargo, hoy en día, nadie, empezando por los propios japoneses, está por la labor de ver con frecuencia películas de Oshima. Sólo alguien apasionado por la tragedia, en un momento, en un lugar. Es como leer una y otra vez a Sófocles.

Por todo esto, y volviendo de nuevo al principio, quizás hubiera sido mejor programar un ciclo sobre el Nuevo Japón de los años sesenta, intentando combinar un poco todas las posibilidades. Por ejemplo, incluir películas populares de la época según recaudación. Y tejer a la vez una pequeña red de conexiones entre los nuevos directores de la época (Oshima, Fukasaku, Kobayashi, Teshigahara, Imamura, Shindo, Wakamatsu, Adachi, Suzuki, Ishii…) comparándola también con los maestros (Ozu, Kurosawa, Kinoshita, Naruse…). Informar bien al público del objetivo del ciclo. Pero todo esto es pedir demasiado, ya lo sé. ¿Se podría, por otro lado, haber elegido a otro director? Sí, pero tampoco no cambiaría mucho la situación que he intentado describir.

Parte del público salía rallado de algunos pases. Sabiendo un poco mejor el contexto de las películas…

Sobre el papel del director en Japón.

Esto ya es meterse en camisa de once varas. Pero, ¿qué tendrían que decir los actores, cámaras, iluminadores, maquilladores, y el largo etcétera de personas necesarias en un equipo de rodaje? ¿Qué pensarían de Oshima? ¿Y en general, de la figura del director? Porque en Japón, con un director que quiere denunciar la forma de ser del japonés y de su país, ¿en qué medida los métodos y comportamientos que quiere denunciar en su película son usados en el rodaje? Está claro que directores como Kurosawa no se planteaban esto. Pero me gustaría haber acudido a un rodaje de un Oshima. Porque, claro, ¿dónde se queda la rebeldía si se cuenta con un equipo de personas que están dispuestas a hacer una serie de cosas que en un rodaje que en Occidente serían impensables? Aquí quedan estas reflexiones.


libro oshima fementido


Sobre el libro dedicado a Oshima.

Si bien en el párrafo anterior se pide un casi imposible, lo que trato aquí tampoco es pedir tanto (creo). El libro está lleno de pequeños artículos que en conjunto tampoco aportan tanto. El típico análisis de película por película que no ayuda demasiado a tener una visión de conjunto. Quizás para un cinéfilo, pase. Pero creo que la ocasión se presentaba excelente para hacer un análisis de la época más profundo, y a más niveles.

Recomiendo la lectura del artículo de Go Hirasawa, Nicole Brenez, Daniel Aguilar y Carlos Losilla, más los propios textos de Oshima, que no son muchos. Son los artículos que en mi opinión mejor ayudan a entender el cine de Oshima. Los de Daniel y Carlos en concreto, recuperan el ambiente que se vivía en el Japón de su momento, y nos hacemos una mejor idea de la situación (aunque se trate ya de una época bastante tardía, muy avanzada la década de los setenta).


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Antonio, Quim, Daniel, Chris.


Acudiendo a la propia presentación del libro (en la que hubo muy poca gente), se pudo disfrutar de la presencia del sensei Daniel Aguilar, del inteligente Quim Casas (coordinador del libro), de Antonio Santamarina (gerente del madrileño Cine Doré de la Filmoteca Española) y de Chris Fujiwara (crítico).

Santamarina fue sincero: “no me va a dar tiempo a leer el libro”. Casas, también lo fue: “las personas a las que me dirigí para preparar el libro y yo en realidad nunca hemos tratado el cine de Oshima”. Fujiwara, soberbio y pretencioso como él solo, se sacó de la manga una invisible ouija, y como si el mismo Oshima hablara a través de él dijo: “Oshima odiaba Japón”. ¿Cómo se puede afirmar tamaña cosa con tanta rotundidad? Sólo él lo sabrá, pero no se puede ser tan desafortunado en la presentación de un libro. Daniel Aguilar sentó cátedra una vez más, y se limitó a decir que incluso en los videoclubs japoneses no se encuentran tantas películas de Oshima como cabría pensar. El tipo de información que realmente interesa.

Lista de títulos de la retrospectiva:

Los subrayados son los que he visto durante el Zinemaldi.

Los que llevan un asterisco son los que ya tenía vistos de antes.

Ai to kibo no machi / Street of Love and Hope - 1959 – 62’

Asu no taiyo / Tomorrow's Sun - 1959 – 6’

*Seishun zankoku monogatari / Naked Youth - 1960 - 96’

*Taiyo no hakaba / The Sun's Burial - 1960 – 87’

Nihon no yoru to kiri / Night and Fog in Japan - 1960 – 107’

Shiiku / The Catch - 1961 – 105’

Amakusa Shiro Tokisada / Shiro Amakusa, the Christian Rebel - 1962 – 101’

Etsuraku / Pleasures of the Flesh (Los placeres de la carne) - 1965 – 90’

Yunbogi no nikki / Yunbogi's Diary - 1965 – 30’

Hakuchu no torima / Violence at Noon - 1966 – 99’

Ninja bugeicho / Band of Ninja - 1967 – 131’

Nihon shunka-ko / Sing a Song of Sex – 1967 – 103’

Muri shinju: Nihon no natsu / Japanese Summer: Double Suicide - 1967 – 98’

Koshikei / Death by Hanging - 1968 – 117’

Kaette kita yopparai / Three Resurrected Drunkards - 1968 – 80’

Shinjuku dorobo nikki / Diary of a Shinjuku Thief - 1969 – 96’

Shonen / Boy (El muchacho) - 1969 – 97’

Tokyo senso sengo hiwa / The Man Who Left His Will on Film - 1970 – 94’

Gishiki / The Ceremony - 1971 – 123’

Natsu no imoto / Dear Summer Sister (Hermana de verano) - 1972 – 96’

Ai no korida / The Realm of the Senses (El imperio de los sentidos ) Japón-Francia - 1976 – 109’

*Ai no borei / Empire of Passion (El imperio de la pasión) Japón-Francia - 1978 – 106’

*Merry Christmas, Mr. Lawrence (Feliz Navidad, Mr. Lawrence ) Japón-Reino – Unido - 1983 – 123’

Max mon amour (Max, mi amor) Francia-EEUU - 1986 – 97’

Kyoto, My Mother's Place Japón-Reino Unido - 1991 - 50’

Nihon eiga no hayku nen / One Hundred Years of Japanese Cinema Japón-Reino Unido - 1995 – 52’

*Gohatto / Taboo (Gohatto: Tabú) Japón-Francia-Reino Unido - 1999 – 100’


Breve análisis de las películas vistas en el Zinemaldi (en orden de visión).


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-Un triple pase (más mediometraje).

Yunbogi no nikki / Yunbogi's Diary - 1965 – 30’
Etsuraku / Pleasures of the Flesh (Los placeres de la carne) - 1965 – 90’
Nihon shunka-ko / Sing a Song of Sex - 1967 – 103’
y
Muri shinju: Nihon no natsu / Japanese Summer: Double Suicide - 1967 – 98’

“Yunbogi” es un mediometraje casi. Sobre el hambre que se pasa en la época, y sobre el hambre que pasa este niño coreano en particular. Se repiten continuamente las frases, pero añadiendo la palabra “coreano”. No es que sea demasiado interesante, si no más bien aburrido.

Ver tres películas seguidas de Oshima en una tarde no es una tarea sencilla para nuestro cerebro. La primera de 1965 y dos más de 1967.


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Etsuraku

“Etsuraku” es la que tiene un guión mas clásico. Trama casi hitchcokiana. A un hombre se le presenta un hombre testigo del asesinato que ha cometido en un tren (ha matado al antiguo violador de su presente novia). El testigo de este hecho le ofrece 20 millones de yenes de la época, o más, desfalcados, y le pide que los guarde, que volverá a por ellos a los cinco años, cuando salga de la cárcel. A cambio, no irá a las autoridades para dar cuenta de lo que ha visto. En este tiempo, el protagonista, Atsushi, se ve abandonado por su novia, que se casa con otro, y decide gastarse la pasta en un año, intentando comprar el amor de una mujer. Pero la cosa no es tan fácil. Primero, con una camarera al servicio de la yakuza. Después, con una enfermera virgen. Después, con una prostituta sorda. Intentar entender los comportamientos que vemos en pantalla no es fácil. El final es clásico también. Lo mejor de la película son las secuencias oníricas, las visiones de Atsushi que tiene sobre su novia, muy guapa, y el testigo que se le aparece a por el maletín.


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Nihon Shunka-ko


“Nihon shunka-ko” ya es otra cosa. Se me ha hecho larga. Cuatro estudiantes se obsesionan con una chica, la estudiante 469. Se van de borrachera con su profe, una especie de homenaje a Dazai, y este se suicida. Uno de los estudiantes podría haberle salvado, pero ni le va ni le viene.

Película que trata de mostrar esa indolencia de la juventud japonesa de aquella época. Escena de la manifa con banderas japonesas con círculos negros. Muchas canciones un poco molestas por su repetición sin ton ni son, según mi pobre comprensión de las escenas. En un lago, chavales que parecen hippies cantando contra la guerra de Vietnam. Allí se hace un poco de todo, entre otras cosas violar a chicas que nada tienen que perder carnalmente. Al final, secuencia en la clase de la universidad en la que mientras una de ellas, la 469, es atacada, o se deja atacar, o en resumen, provoca con lo único que puede provocar, su cuerpo, otra empieza a contar la historia de Japón, incidiendo en que los japoneses provienen de Corea… Uno de sus títulos más agresivos, y que requerirían de mayores contextos para poder entenderla mejor.



nihon no natsu fementido
Nihon no natsu ne!


La trilogía de la tarde-noche se cierra con “Muri shinju: Nihon no natsu”. La más satisfactoria de las tres. Un grupo de malhechores espera a no se sabe qué batalla al amanecer, escondido en una casa de campo. Aparece en escena un tipo que quiere desaparecer de este mundo (Otoko), el actor fetiche de Oshima, Kei Sato, que sale en muchas de sus películas y una chica ninfómana (Nejiko), Keiko Sakurai, que lo único que quiere es follar, así de claro. Se mezclan todos en una especie de bodega inferior, y allí transcurre una hora de película que se alarga demasiado. Por momentos parece un club gay, con espectáculo sado-maso incluido, un vodevil al que acuden diferentes partes del colectivo psicológico japonés de aquella época. El que odia lo extranjero; el asesino nato; el experimentado, la ninfómana, el indiferente. Todo esto está bien diseñado en cuanto a vestuarios y escenografía. Se ve con curiosidad, aunque ya digo que algo se alarga la cosa. La película creo que intenta resumir la idea de que la pulsión general en el hombre japonés de la postguerra (si es que no ha sido de siempre) es la de la muerte, no el sexo. Ella es rechazada continuamente por los hombres, como si no existiera. Lo que les gusta a estos es más que nada hacerlo rápido y cuando a ellos les apetece, no de acuerdo mutuo. Por fin, salen de la bodega. Hay por ahí un extranjero que se está dedicando a tirotear en la ciudad, un francotirador, harto del mundo que le ha tocado vivir. Su papel en la película es cuando menos intrigante. Poco a poco mueren todos, la mayoría entre ellos. Antes de ser ametrallada la pareja final, es él, el que quería morir, el que por fin atrae a la chica hacia él y empiezan a hacer el amor a la vez que son acribillados.

La sala según pasaba la tarde, más vacía.

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Poco público en el pase de "Kaette kita yopparai"


Kaette kita yopparai / Three Resurrected Drunkards - 1968 – 80’

Seguramente la película más floja de las que he visto. La forma de contarla adquiere tanto protagonismo que la propia historia se pierde, para quedarse en una anécdota. Refrito de ideas de Oshima sobre la guerra y su obsesión con los coreanos. Repetición de papeles por parte de los actores, siendo coreanos o japoneses, según el momento. Tosca, difícil de ver hoy en día sin aburrirse.




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La Ceremonia (una de ellas)

Gishiki / The Ceremony - 1971 – 123’

Obra maestra. En esto parece que está de acuerdo todo el mundo. Oshima llegó a su cúspide creativa con esta película. Contó con más medios. El argumento se va desarrollando poco a poco, y esta vez Oshima construye lentamente la historia de una familia, el clan Sakurada, con numerosos flash-backs, que se comprenden perfectamente. No menos decadente que sus películas sesenteras. Destacan las escenas de la boda fantasma, con la novia ausente, y el abuelo como maestro de ceremonias inútil y representante de un ceremonial pasado que ya nadie desea. El personaje del tío del protagonista, adscrito a las ideas comunistas, evoluciona hacia una dejadez cotidiana que interesa como retrato generacional de tanto japonés de la época. Escenas crueles contra las jóvenes mujeres, mientras la abuela, ríe, y se divierte, perteneciente a las antiguas ceremonias. ¿Influencias de Masaki Kobayashi? Creo que sí. La música es ligetiana, y se usa en la boda un tema que pone los pelos como escarpias. Muy cuidada, muy sobria. Su canto de cisne, se puede decir, con muy pocas excepciones.



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Merry Christmas, Mr. Lawrence (Feliz Navidad, Mr. Lawrence ) Japón-Reino – Unido - 1983 – 123’

Lo mejor del pase fue la música, que sonó grave e impetuosa. Hay que destacar la figura de Ryuichi Sakamoto, que en aquel tiempo, era una estrella absoluta en su país. Los conciertos de la Yellow Magic Orchestra ya desde 1979 eran en Japón acontecimientos impresionantes. A él se le ve un poco infantiloide, pero hay que tener en cuenta que tenía sólo treinta y un años, y es su primer papel (y de los muy pocos que ha hecho para el cine). En resumen, hay que resaltar el hecho de que se metiera de protagonista en una película como esta, y de Nagisa Oshima, con la carga mediática que ya llevaba el hombre encima. El papel de Bowie lo quisieran muchos actores americanos de los llamados clásicos insuperables. El papel de Lawrence (protagonizado por Tom Conti) también es destacable, y bien que lo hace. El interés de la película, en mi opinión, está en la sugerencia de que el gaijin cree entender por momentos el alma japonesa, en unos tiempos en los que el concepto de alma japonesa sufría un tremendo terremoto emocional y social.

A Oshima le interesa en este caso sugerir, y fijarse en los detalles, más que poner en pantalla un personaje que sirva de “historiador” oficial, algo que sí hizo en sus películas de denuncia más antiguas. Quizás ya estaba cansado. Un placer en la pantalla grande.


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Arigatou!

Este doble pase siguiente “Asu no taiyo” y “Amakusa” lo pude ver gracias a que la organización programó un pase adicional en el cine Kresala. Un gran agradecimiento desde aquí.


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¡Qué cosas!


Asu no taiyo / Tomorrow's Sun - 1959 – 6’

Uno piensa que en realidad el cine japonés más cotidiano, el que veía el pueblo japonés de finales de los 50 debía ser como lo que se ve en este corto, muy alejado de lo que el propio Oshima y sus coetáneos harían poco después. Gracias a estos pocos minutos, nos podemos dar cuenta de estos importantes detalles.



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¡Ay!


Amakusa Shiro Tokisada / Shiro Amakusa, the Christian Rebel - 1962 – 101’

En realidad, el segundo título de corte clásico. Retrata la historia de los cristianos de Shimabara, isla cercana a Nagasaki (puerto por donde entró San Francisco Javier en Japón, provocando con su nefasta llegada inútiles masacres de miles y miles de ingenuos japoneses que creyeron en sus profecías). La rebelión que cuenta la película se produjo a finales de 1637. Tras las matanza final, el cristianismo desapareció del Japón hasta su cierta apertura al mundo a partir de 1868. Como se ve, a la gente de Shimabara le tocó bailar con la más fea. Película muy sobria, que se puede enlazar con “Gishiki”, en cuanto a estilo y planteamiento, pero sin llegar nunca a la maestría de ésta. Aún hoy en día es irritante ver a esos pobres japoneses que se vieron de repente con nuevas ideas en la cabeza, y ¡¡vaya ideas!!, siendo dejados de la mano de Dios en aquella isla de salvajes que se disputaban el poder.


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Ninja bugei-cho / Band of Ninja - 1967 – 131’

Realmente es una película dura para el espectador Occidental. Sin demasiadas referencias históricas sobre los ninja, la película se deja ver más por la curiosidad que representa que por otra cosa. Pero se hace larga. Oshima filmó el manga de Sampei Shirato tal cual, escena por escena. En sí, más o menos dura unos ochenta minutos, y luego se incluyen escenas extras. Pero estos extras forman parte de la película montada en su momento. Es decir, curiosidad por partida doble esta película, pues se adelanta en muchos años al concepto de extra. En estos extras se explica el origen de cada personaje, y de sus poderes especiales. Extraña sensación al ver esta película. Hay que conocer mejor el mundo del Ninja y el manga para disfrutarla mejor. Razonablemente, muy poco público en la sala. Cuatro de la tarde. Buen tiempo.


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Shinjuku dorobo nikki / Diary of a Shinjuku Thief - 1969 – 96’ 1969.

Película perteneciente más al ciclo de las primeras que comento. La juventud desencantada. Ciertamente, la última parte, en la que los personajes entran a formar parte de un teatro callejero es muy difícil de interpretar de buenas a primeras. En esa época los grupos de teatro en Shinjuku debían de ser muy populares. Hasta esta parte la película me provoca gran satisfacción. Hay una serie de planos rodados en una librería Kinokuniya (cadena de libros japonesa semejante a “La Casa del Libro”), quizás en Shinjuku, que me parecen muy interesantes. Así como las citas de autores extranjeros, como Genet, o Henry Miller. No por las citas en concreto, si no por los autores elegidos. Se ve a multitud de japoneses como adheridos a las diferentes baldas, leyendo, investigando. Es ese toque de free cinema lo que más me interesa de este título. La actriz protagonista, Rie Yokoyama, muy guapa. Oshima sabía dejar lucirse a sus actrices muy bien, como en general los directores de la época.

Masao Adachi figura como guionista.

Hay un pequeño “Homenaje a Cataluña” en la película.


Ai no korida / The Realm of the Senses (El imperio de los sentidos ) Japón-Francia - 1976 – 109’

De este título decir algo importante: se trata de la última película de Nagisa Oshima si vemos su carrera como una línea coherente de trabajos que tratan ciertos temas que le interesaban. Después, ya no es Nagisa Oshima, realmente no sé lo que es, salvando a “Merry Christmas, Mister Lawrence”. Tampoco me interesa demasiado saberlo. Primera película “extranjera” de Oshima, en la que entra ayuda francesa. Koji Wakamatsu también anda metido como productor.

Respecto a las escenas mas físicas, la película no es tan provocativa hoy en día como lo fuera hace treinta años. Algo normal, teniendo en cuenta la evolución del tratamiento del sexo en el cine en general.

Sigue interesando la película como otro caso de descripción de autodestrucción, y hay que retrotraerse a “Muri shinju: Nihon no natsu” como referencia. La pareja usa sus propios cuerpos como armas suicidas. Sin comer, abusando del sake, la pareja se auto-inmola de una manera salvaje, haciendo el amor una y otra vez, hasta que ella le quita la vida a él, y posteriormente, ella se deja llevar por la locura más insostenible. Dos días después será detenida llevando en su bolso el aparato genital del fallecido. Pues la película describe la historia de Abe Sada y su amante, Kichizo Ishida, historia real, cuyo final llegó el 18 de Mayo de 1936.

Quizás la escena que más me gusta de la película es cuando se ve al amante por la calle, habiendo dejado a su esposa, yendo al encuentro de Sada. Se cruza con unos jóvenes soldados…

Respecto al famoso juicio por obscenidad, imprescindible leer el artículo de Daniel Aguilar incluido en el libro publicado para este ciclo.


okinawa fementido
Okinawa de, atsui na!

Natsu no imoto / Dear Summer Sister (Hermana de verano) - 1972 – 96’

Última película de Oshima con equipo y ayuda totalmente japonesas. Realmente, única comedia como tal que he visto suya. Una delicia de película comparándola con otros títulos más grises y deprimentes.

Oshima se fue a rodar a Okinawa. Esas islas que nunca fueron japonesas hasta antes de la llegada de su imperialismo. Hoy en día, aún sus gentes siguen conservando su distancia con la raza Yamato, la primordialmente japonesa, a la que se hace mención en esta misma película.

Es una historia de gente diversa que llega en un avión a Okinawa, y se producen una serie de enredos bastante divertidos. Con buen sabor de boca. Quizás la más recomendable para empezar con Oshima. No entiendo su mayor falta de distribución entre las colecciones de cine japonés.

Ai no borei / Empire of Passion (El imperio de la pasión) Japón-Francia - 1978 – 106’

Carlos Losilla habla [en la publicación dedicada a Oshima, p. 264] de sus recuerdos de 1978, en París, donde pudo ver el estreno de esta película. Más tarde, una amiga suya japonesa, Sume le escribió por carta: “Los occidentales no podéis entender lo que significa esa película. Es como el harakiri de un samurái derrotado. Para recuperar su honor, el honor de la revolución, Oshima sólo puede hacer una cosa; renunciar a su estilo, lo último que le queda”.

Efectivamente, “El Imperio de la Pasión” no tiene nada, o muy poco, de Oshima. Es una historia de amores adúlteros, de fantasmas, bastante alargada, y con un final que se ansía, pues la historia no da para más. Una pena. Aunque todavía le quedaba rodar “Merry Christmas, Mister Lawrence”, que de alguna manera le honra el doble, el triple, el haberla hecho como la hizo, y que le añade mucho valor. Ya estamos en 1983.


eiga kana fementido
eiga kana...


Sería interesante seguir completando poco a poco, y ya en casa, la filmografía de Nagisa Oshima. Aquí he dejado los apuntes que he podido, y he descrito su trabajo lo mejor que he podido, dadas mis limitaciones de tiempo y de espacio. Por último, agradecer a la organización del Zinemaldi, y en concreto a su director, José Luis Rebordinos, el haber podido disfrutar de este ciclo. Un lujo, en 2013. Muchas gracias.


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